El verano es la tierra prometida del descanso y ahora también lo es del bienestar y el slow food.
Ese tiempo en el que, si nos planificamos bien y cuidamos la relación con nuestros seres queridos, cargamos la batería vital gracias a una buena suma de ocio, sol, agua, aire puro, actividades relajantes y la visita a entornos idílicos.
Para cultivar ese estilo de vida veraniego, resulta fundamental ejercitar activamente el autocuidado y una alimentación sana, equilibrada y gozosa.
Se busca el bienestar de cuerpo y mente.
En este artículo aportamos algunas pautas para incrementar la calidad de lo que comemos.
Tan importante como ello es la calidad atencional con la que ingerimos bebidas y degustamos alimentos.
Índice
En un mundo tan acelerado y lleno de requerimientos como el actual, cultivar un estilo de vida despacioso, con más calma e interés para ser conscientes de lo que hacemos.
Cuando hablamos de alimentarse practicando el estilo de vida slow food, nos referimos a comer con atención, en especial paladeando y apreciando la calidad de los productos o las elaboraciones que se consumen (reparando en su textura, sus matices de sabor…).
Este tipo de actitud comporta también que se tenga en cuenta la procedencia de las materias primas y el modo de cocinarlas.
El movimiento distingue productores, procesadores, comerciantes y gastrónomos.
La idea del slow food es apostar por aquellos profesionales que comercializan y preservan aquellos alimentos que corren el peligro de desaparecer.
Esto se debe a su fuerte vinculación con comunidades o culturas locales muy especificas.
Entre las características de las viandas que privilegia esta forma de vida, también está el hecho de que ofrezcan una calidad gustativa excepcional ligados a un área geográfica específica.
En VIVOOD somos entusiastas, en definitiva, del autocuidado: creemos que una alimentación armoniosa en verano contribuye al bienestar emocional (estimulando los sentidos e incrementando la sensación de energía).
También el ambiental (disfrutando de comidas y cenas en plena naturaleza, y fortaleciendo la producción local, los productos de proximidad y el cuidado del medioambiente)
Cuando adherimos a la filosofía slow food, nos recompensamos con unos altos estándares de calidad, salubridad y justicia.
Además fortalecemos el cuidado de la biodiversidad de nuestro entorno, al priorizar productos de proximidad, que también estimulan la labor de los agricultores de nuestra zona, contribuyendo así a la prosperidad y riqueza de nuestro entorno.
Tan importante como ingerir las calorías necesarias, es que estas calorías sean de mucha calidad.
Por ejemplo, se ha constatado que los alimentos ricos en proteínas como los huevos, el pescado, el pollo, las alubias, las nueces sin sal o las semillas pueden ser tan sabrosos como altamente potenciadores de la salud inmunológica.
Se trata de alimentos, en suma, que aportan vitaminas y minerales a nuestro organismo, además de compuestos bioactivos que contribuyen a nuestra salud cardiovascular.
Aunque nos cueste creerlo a los españoles de a pie (más acostumbrados a darlo todo en la comida, por razones culturales y de crianza) son mayoría los dietistas y endocrinos que consideran el desayuno como la comida más importante del día.
Antes de ingerir las primeras viandas de la jornada, los expertos recomiendan calentar un vaso de agua y exprimir un limón.
De esta manera, depuras tu organismo antes de empezar con el desayuno.
Después, para esta época de estío hay desayunos muy estimulantes, frescos y sabrosos, como tomar un yogur con frutos secos, que nos aportan grasas saludables, proteínas y vitaminas.
En esa selecta lista de desayunos originales, ricos y saludables, también ocupan un papel destacado garbanzos con rúcula o con maíz, o tortitas de calabaza, una combinación en la que la calabaza es un elemento esencial, en la medida en que suma mucha fibra, agua y potasio a la receta.
Las frutas y verduras de esta época del año se caracterizan por ser bajas en calorías y muy ricas en agua, por lo que su ingesta puede contribuir a mantener un buen estado de hidratación.
Es imprescindible que las incluyas en tu dieta, ya que además contienen muchas vitaminas, minerales y fibra, y su digestión es muy ligera, favoreciendo tu bienestar.
Siempre que sea posible debes degustarlas en crudo para preservar así todos sus nutrientes.
Una forma divertida y grata de consumir frutas son los smoothies (un delicioso batido de fruta congelada), que están cada vez más de moda, gracias a su sabor y los muchos nutrientes que contiene.
Puedes elaborarlos con muchas frutas y verduras que tengas en la nevera.
Los táperes de frutas cortadas son otro de los elementos esenciales en las playas, piscinas o campings.
Son frescos, saciantes y, además, aportan mucha energía.
Puedes confeccionarlos con tus frutas preferidas y calcular con tino la cantidad, para cubrir esos momentos en los que te entren ganas de comer.
Esa previsión te permitirá eludir posteriores atracones.
El pescado posee más agua que la carne y su digestión es más ágil.
Elementos muy a tener en cuenta cuando hay que lidiar con temperaturas tan altas como la de este verano.
Además, los ácidos grasos esenciales del pescado azul contribuyen a nutrir la piel desde el interior.
Se trata de elaboraciones muy refrescantes y están cargadas de nutrientes.
El gazpacho y el salmorejo son de las recetas más características durante esta época del año.
Saborear el café de la mañana rodeado de naturaleza en la piscina de tu Villa Premium