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Tener una alimentación saludable en nuestra sociedad actual, no siempre parece algo a nuestro alcance. Con el ritmo de vida frenético actual, los platos precocinados y los restaurantes de comida rápida resultan una opción muy apetecible. Y es que aunque sabemos que no es una comida sana, podemos pensar erróneamente que es nuestra única opción.
Por suerte, esto no es así. Podemos tener una dieta equilibrada y hacer comidas sanas con facilidad. Llevar una alimentación saludable es mucho más fácil de hacer de lo que pensamos. Tanto si comemos fuera de casa con una fiambrera, o si podemos hacerlo en casa, comer bien es posible. Tan sólo nos exige algo de planificación si comemos fuera, o buscar un restaurante que ofrezca un menú equilibrado.
Una buena alimentación pasa por realizar una ingesta variada de alimentos que nos aporten todos los nutrientes que necesitamos. Con un cuerpo bien nutrido, somos capaces de cuidar y mantener nuestra salud física y mental en buen estado.
Estos nutrientes que debemos consumir son:
Para llevar una alimentación saludable, tenemos que buscar un equilibrio entre los distintos alimentos para que nuestra dieta sea equilibrada. Y para ello, lo mejor que podemos hacer es comer productos variados y que nos den parte de ese aporte nutricional que nos hace falta. Eso es lo que nos aportan las dietas saludables: un surtido variado de alimentos que combinan todos los nutrientes esenciales.
No existe un alimento que nos ofrezca todos los nutrientes, por eso debemos tener productos que se complementen entre sí. Pero no todos los alimentos pueden consumirse en la misma cantidad. Mientras que unos, como las carnes rojas, tienen que consumirse de manera puntual, otros serán la base de la pirámide alimenticia. Comer de todo es importante, al igual que importa la cantidad de cada alimento y su aporte a nuestra nutrición.
Son productos ricos en calcio y proteínas de origen animal. Su consumo ayuda al crecimiento del cuerpo y a renovar sus tejidos.
Son muy ricos en proteínas animales y ácidos que ayudan al mantenimiento físico y al desarrollo muscular.
Ofrecen un gran aporte energético al cuerpo al mismo tiempo que favorecen el transporte de vitaminas en nuestro organismo.
Gran fuente de hidratos de carbono, fibra y proteínas. Son un alimento muy completo nutricionalmente y que favorecen tanto el crecimiento como el mantenimiento en buen estado de nuestra salud.
Si bien es cierto que existen muchas dietas posibles, algunas son más equilibradas y completas que otras. O más populares, como sucede con la dieta mediterránea, aunque no sin motivo.
La dieta mediterránea está reconocida por la UNESCO dentro de su lista representativa del patrimonio cultural inmaterial de la humanidad. Algo que demuestra su alto valor nutricional junto a la gran variedad de combinaciones posibles.
Esta popularidad se debe a las grasas de calidad o la proporción nutricional de sus platos. Por ejemplo, el aceite de oliva o el pescado aporta grasas y aceites muy saludables. Al igual que sucede con el uso de verduras y condimentos, para terminar de ofrecer un gran aporte nutricional.
En la dieta mediterránea existe un gran consumo de frutas y verduras además de pasta, cereales o legumbres. Siempre eligiendo productos estacionales según la época del año para elegir los más frescos cuando sea posible.
De igual manera, el aceite de oliva se usa como fuente principal de grasa junto a los pescados. Ese aceite se emplea tanto para freír como para aderezar ensaladas y otros alimentos.
En lo que respecta a los hidratos de carbono, hay que tomar una o dos raciones diarias en formato de pan, pasta o arroz. A poder ser integral para conservar mejor nutrientes como el magnesio o fósforo.
Las verduras las tenemos que tener presentes por lo menos en dos platos diarios, normalmente en la comida y en la cena. Unas dos raciones en cada plato servido y se recomienda que al menos una de ellas sea cruda de ser posible.
Por su parte, las carnes y pescados no tienen un consumo diario. Mientras que las carnes rojas se consumen unas pocas veces al mes. Y los huevos, el pollo o el pescado, se pueden consumir semanalmente.
Como vemos, llevar una alimentación saludable es posible sin que suponga un gran esfuerzo. Basta con elegir una comida sana y variada que aporte todos los nutrientes que necesitamos para cuidar la salud. Con una buena selección de alimentos, y una hidratación adecuada, veremos que estar en plena forma muy sencillo.
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