Cada hotel rural posee un ambiente íntimo y poco convencional con acentuados toques de encanto. Pero para ser considerado un auténtico top rural hay una serie de atributos que no pueden faltar. Sigue leyendo, y descúbrelos.
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Un alojamiento top rural debe contar con una serie de características que marcaran la diferencia respecto a cualquier otra escapada. ¿Quieres saber cuáles son?
¿Cuál es la ubicación perfecta para un toprural? Estar en el corazón de un pintoresco pueblecito con tradición e historia es un gran atractivo. Pero si lo que el huésped desea es alejarse del mundanal ruido unos días, estar en un hotel en plena naturaleza, proporcionará una tranquilidad y un sosiego inigualables.
Así, un hotel top rural será tu lugar perfecto para desconectar. Podrás detenerte y respirar profundamente durante tu pequeño retiro espiritual. Un refugio donde recargar energías, con un paisaje que te deje maravillado por sus gentes, por las vistas desde un puerto de montaña, por sus callejuelas, por el murmullo de un riachuelo…
Un top rural suele ofrecer comida tradicional, con productos frescos, artesanales y típicos de la tierra donde se encuentra.
Es habitual que sean hoteles en línea con el slowfood y “kilómetro 0” y, por tanto, se abastezca con productos de proximidad. Agricultores, pescadores, carniceros y otros pequeños productores, son los encargados de proporcionarles los ingredientes de calidad que requieran.
También es importante en la oferta gastronómica de un top rural, disponer de platos para todos los paladares y necesidades dietéticas: personas con algún tipo de alergia, vegetarianos, veganos, etc.
Un servicio impecable, recomendaciones y asesoramiento personalizado no deben faltar en su mesa.
En un hotel rural el entorno siempre suele aportar un gran valor. Su ubicación en bellos pueblos con encanto o en fascinantes enclaves naturales, le dan un toque realmente especial al establecimiento. Pero en ocasiones, al atravesar su puerta, la magia desaparece, porque el confort y el diseño brillan por su ausencia…
Eso es algo que no sucede en un top rural, que va más allá y combina a la perfección, el encanto de lo rural, con la comodidad de unos servicios e instalaciones exclusivos. Así, disponer de habitaciones y rincones es un must para lograr la máxima de relajación.
En nuestro hotel top rural, disfrutarás de suites totalmente equipadas, algunas con jacuzzi exterior y elementos de alta tecnología. Con una decoración minimalista y cuidando cada detalle para propiciar tu descanso. Éstas se integran de tal manera en el paisaje, que consiguen que sea una parte esencial del espacio. En las mismas gozarás de total privacidad… Y mientras que ninguna mirada podrá acceder a tu enorme ventanal, tú podrás contemplar todos los encantos del espectacular Valle de Guadalest.
Además de relax y descanso, un top rural te ofrece la posibilidad de realizar actividades a tu gusto, bien dentro o fuera del hotel:
Cualquier momento es bueno para escaparate y elegir un top rural.
Por ello, su atributo estrella es la experiencia:
Un top rural ha de ser acogedor, un lugar en el que refugiarte cada cierto tiempo y así recargar energías. Su bello paisaje y su cocina tradicional se irán adaptando a cada estación para sugerirte ideas para disfrutar.
Cuando eliges este tipo de alojamiento, tienes una oportunidad de oro para hacer turismo rural y descubrir los pueblos más bellos de la zona. Además de adentrarte en la montaña, respirar aire puro y caminar por senderos de maravillosos paisajes dignos de disfrutar.
En definitiva, en un top rural el lujo consiste en la calma, el aire puro y el placer de vivir unas vacaciones que te harán sentir especial. En un top rural de lujo podrás relajarte y disfrutar del sosiego, pero tampoco te faltarán propuestas para divertirte… Si prefieres compartir la experiencia, ¿por qué no sorprender a esa persona especial regalándole una escapada?
VIVOOD posee estos 5 atributos para ser un top rural, entre muchos otros. ¿Quieres comprobarlo tú mismo? Ven a vivir la experiencia VIVOOD.
El entorno natural es probablemente lo primero que nos encontremos en nuestro recibimiento cuando llegamos al Principado de Asturias.
Es común toparse con frondosos bosques que te adentran en un mundo mágico de leyendas locales. Un silencio que solo interrumpe un río cercano o los helechos con nuestro roce al pasar.
Sus conocidísimos y sabrosos platos de cuchara, como la fabada o el pote asturiano, son un buen ejemplo de su rica gastronomía. Y para regarlos, una buena sidra de la tierrina, una bebida refrescante y con muchos adeptos.
La esencia de las tierras asturianas se palpa en los hoteles rurales asturianos más característicos. Las paredes de piedra o los techos revestidos con vigas de madera proporcionan esa sensación hogareña tan propia del estilo labriego.
Realizar una visita guiada a un auténtico llagar asturiano es una experiencia que puede ir de la mano de un top rural en Asturias.
Espichar sidra directamente del tonel y conocer el proceso completo desde que entra la manzana hasta que se convierte en esta bebida.
Recorrer la Senda del Oso, una vía verde apta para todos los públicos que posibilita conocer de cerca al oso pardo.
En Cantabria los verdes prados en los que pacen afablemente las vacas muestran un encanto natural que no tiene parangón. Los parques naturales, las rías y los acantilados son parte inequívoca del paisaje.
Un símbolo de la gastronomía cántabra es el cocido montañés, un plato con el que recobrar todas las energías. Pero sería casi pecado no probar los sabrosos “quesucos”, quesos elaborados en las zonas rurales de Cantabria. El marisco y las famosas anchoas en salazón tampoco pueden faltar.
Los hoteles con encanto tienen un denominador común: ese carácter único que proporciona la piedra y los tejados a dos aguas.
Y en su interior, disfrutar del calor que emana una chimenea mientras fuera las temperaturas son mucho más bajas.
Alojarse en un top rural en Cantabria sería la perfecta excusa para recorrer alguna de las rutas más emblemáticas de los Picos de Europa.
Otros planes más tranquilos pasan por visitar el Palacio de la Magdalena en Santander y los acantilados que lo rodean. O callejear por Santillana del Mar, uno de los pueblos más bonitos de España.
La belleza natural de verdes prados, pazos llenos de historia y emblemáticos hórreos que te transportan a otra época pasada es Galicia.
Si viajamos con el paladar a un top rural de Galicia, un buen pulpo a feira es toda una delicia. Así mismo se puede probar suerte con los pimientos del Padrón; ya se sabe, “unos pican y otros no”
El amor por conservar el patrimonio histórico ha hecho que muchas casas rurales se hayan reconvertido en hoteles. Algo que da la posibilidad de tomar una copa de vino bajo un hórreo restaurado disfrutando cada sorbo.
Lograr la relajación total de la mente puede ser un fantástico plan para hacer en un top rural de Galicia.
El mar también es un buen lugar para meditar, y las Rías Baixas pueden convertirse en el mejor oasis de paz.
O recorrer una ciudad bulliciosa y sumamente internacional como Santiago de Compostela, destino de miles de devotos y peregrinos.
Su encanto principal reside en sus amplias extensiones naturales, donde el ganado disfruta al aire libre. Lo único que irrumpe en el terreno son los típicos caseríos navarros, que forman parte de este hábitat.
Son imprescindibles los espárragos, uno de sus productos vegetales más relevantes.
Pero otras bondades de la huerta navarra como los pimientos o las alcachofas son también perfectos acompañantes de las carnes de la zona, como el chorizo de Pamplona.
Alojarse en caseríos navarros, o baserri en euskera, es sinónimo de disfrutar de la hospitalidad navarra en primera persona. Y de una arquitectura propia, preparada para las temperaturas de la zona rural.
Quedarse en un top rural en Navarra es perfecto para hacer una escapada al bosque de Irati, un lugar mágico.
Y si queremos más lugares asombrosos, también en Navarra se encuentra el paraje de Bardenas Reales, un desierto admirable.
La estampa más habitual de las zonas rurales segovianas tiene un color propio: el amarillo. Sus extensas llanuras de cereales o los campos de girasoles conforman un cuadro lleno de luz.
Los manjares castellanos hacen referencia a su ganadería y agricultura, siendo las carnes algo que no falta nunca. Tampoco lo hacen un buen cocido de judiones de La Granja, la variedad que se cultiva en la zona.
Los interiores con techos con vigas de madera y paredes revestidas de piedra sirven para afrontar los inviernos secos. Pero el calor veraniego se atenúa con una piscina exterior.
Si nos decantamos por un top rural en Segovia, la capital del municipio está llena de edificios y monumentos dignos de admiración. Desde el acueducto más famoso de España hasta el Alcázar o su catedral gótica son puntos de obligada visita.
En un top rural de Madrid, la sierra madrileña sería la anfitriona perfecta para conocer sus montañas. La sierra madrileña supone el pulmón verde donde los habitantes de la capital encuentran su lugar de desconexión total.
Un cocido madrileño con sus tres vuelcos – el caldo con fideos, las legumbres y hortalizas y las carnes – es la comida más completa.
Uno de los grandes placeres de un top rural en Madrid es que algunas habitaciones tengan un jacuzzi privado con vistas únicas a la sierra.
La capital de España tiene en sus alrededores parajes llenos de belleza como el bosque finlandés de Rascafría.
Saborear el café de la mañana rodeado de naturaleza en la piscina de tu Villa Premium