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Visitar el Valle de Guadalest y marcharse sin degustar su rica y variada gastronomía es como ir a París y no subir a la Torre Eiffel. Para comprobarlo, os animamos a acompañarnos en este viaje que nos llevará a descubrir todo lo que nos ofrece el Valle de Guadalest.
Naturaleza, cultura, tradición y oferta gastronómica son expresión de la riqueza de la zona.
Nuestro viaje comienza en una de las localidades más bellas de nuestro país. Guadalest es sinónimo de encanto, de belleza, de historia pasada, de tradición y de cultura.
Sus calles empedradas, enclavadas en las rocas, nos sirven de guía para ir ascendiendo a su punto más alto. Donde nos espera el Castillo de San Jorge. Desde él nos sorprende una vista única: El embalse o pantano de Guadalest a nuestros piés. Una foto que bien merece el esfuerzo realizado en la ascensión. Las aguas turquesas, la luz del sol y el verde del valle es un gozo excepcional para los sentidos.
No nos podemos marchar sin comprar alguno de los productos típicos de la zona. Es muy apreciada su miel, elaborada con el néctar de las abejas que se nutren de las hierbas y flores del valle: tomillo, almendro y romero.
En nuestro viaje encontramos muchos más rincones que descubrir. Llegados a este punto de nuestro periplo, la elección es libre. Sea cual sea la experiencia que quieres vivir. En el Valle de Guadalest encuentras la forma de hacer realidad tus aventuras.
Si buscas diversión y actividades para toda la familia. Las encuentras. Son muchos y variados los museos que visitar en Guadalest. En el de miniaturas y esculturas gigantes te sentirás como Gulliver en Liliput.
Eres más de disfrutar del paisaje. No lo dudes, cálzate las botas de trekking. Las sierras de Aitana, Xortà y Serrella te están esperando para mostrarte sus rincones más recónditos. Esperamos con ansia tus fotos de la ruta.
Las Fuentes del Algar son el lugar ideal para ti. La belleza de estas piscinas naturales enclavadas en la sierra sorprende al visitante. Si te animas a darte un chapuzón, te avisamos que el agua está fresquita. Pero, en el cálido verano es de agradecer.
El turismo gastronómico es lo que andas buscando. Entonces es hora de sentarnos a la mesa. De hacer un alto en el camino para disfrutar y deleitarnos con la deliciosa oferta gastronómica de este enclave alicantino.
Las huertas, los campos de nísperos, la riqueza y variedad de los cultivos locales, que vamos encontrando a nuestro paso, son, sin lugar a dudas, el preludio de los manjares que nos esperan.
Una cocina tradicional que apuesta por el producto autóctono y con claras influencias moriscas, que nos habla de su historia pasada. Aquella, en la que los reinos de taifas reinaban en el valle, en plena Edad Media y de cuya presencia estamos siendo testigos en este viaje.
Estando en la Comunidad Valenciana, el comensal puede pensar que la paella será el plato típico de la zona. Sin duda, es el más conocido y famoso de la región autonómica, pero no por ello el único.
Minxos y Coca amb tomata (tomate) son nuestras propuestas. Pero no las únicas que puedes degustar: Escalibada, ensaladas de la huerta, verduras rellenas también son protagonistas del menú.
Similares a una empanadilla, pero de tono más blanquecino por su harina de maíz, los Minxos esconden en su interior las riquezas de la huerta y el mar Mediterráneo: acelgas, col, ajo y melva desalada.
De estética muy vistosa, la coca amb tomata se disfruta por los ojos. El sabor de los tomates maduros, los pimientos, la cebolla, los piñones se entremezclan en nuestro paladar para hacernos sentir un mundo de sensaciones.
Los amantes de los platos de cuchara tienen en la gastronomía del Valle de Guadalest el goce asegurado. Respetando la tradición que marcaron nuestras abuelas. Los guisos de montaña son los protagonistas estrella de nuestro menú. No podía ser de otra forma, estando donde estamos.
La Olleta de Blat (trigo) como abanderada de su cultura gastronómica nos ofrece un abanico de sensaciones que mezclan el monte, la huerta y la ganadería del lugar. Preparada en vasija de barro y servida en ella. El cocinado a fuego lento -sin prisas- se encarga de potenciar las virtudes y sabor de sus ingredientes principales: trigo, alubias, carne de cerdo, morcilla, acelgas, nabos, patatas.
El bacalao y la melva de la Borreta, nos recuerdan que estamos en el Mediterráneo. Este guiso se nutre de ellos para ofrecernos un plato más ligero que el anterior, pero igual de exquisito. Cocinado con paciencia, su riqueza se completa con verduras y hortalizas (espinacas, cebolla, patatas, tomates secos y maduros) cultivadas por los agricultores del valle.
El sabor de la tierra y el mar también está presente en la gran variedad de arroces que se pueden degustar. Dos de los más conocidos son: “arròs amb fessóls i penques” y el arroz al horno.
Como colofón a nuestro viaje por la gastronomía del Valle de Guadalest, te invitamos a endulzar tu visita con alguno de los postres típicos de la zona. Los almendros engalanan el valle en el frío invierno. De la belleza de su flor nacen las almendras que las manos del repostero experto convierten en riquísimos pasteles. Una delicia para los paladares más golosos.
No podemos olvidar otro de los típicos dulces valencianos. Los buñuelos son el acompañamiento perfecto de nuestra sobremesa. De calabaza, de arroz, de boniato… son el toque esponjoso perfecto para poner fin a nuestra experiencia culinaria.
Sin duda, la gastronomía del Valle de Guadalest es para disfrutarla, saborearla y reposarla con calma.
¿Cuál es tu elección?
Saborear el café de la mañana rodeado de naturaleza en la piscina de tu Villa Premium