El Castell de Guadalest fue declarado conjunto histórico-artístico en 1974 y está considerado como uno de los Pueblos más Bonitos de España. ¿Te preguntas por qué? Por la espectacular belleza de sus paisajes, por sus tradiciones, historia y cultura, por su suculenta cocina, por sus singulares museos… Y por todo aquello que sólo encontrarás perdiéndote por sus encantadoras callejuelas enclavadas en la roca. Prepárate, porque en Guadalest hay mucho por conocer.
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No hace falta ir muy lejos para encontrar pequeños pueblecitos llenos de encanto dentro de nuestro propio país.
De hecho en España existe una Asociación muy especial, la de Los pueblos más bonitos de España. Nacida en 2011, es la encargada de valorar y acreditar esas poblaciones que cumplen todos los requisitos para recibir este título.
Una de ellas es Guadalest, un municipio alicantino de apenas 200 habitantes, pero con un gran atractivo turístico innegable.
La situación geográfica de Guadalest es uno de sus principales tesoros. Este pueblecito de montaña se encuentra en el interior de la provincia de Alicante, concretamente en la comarca de la Marina Baja.
Desde su estratégica ubicación es posible contemplar el valle de Guadalest, un conjunto montañoso de gran interés natural. Entre todas las montañas que lo conforman, hay una que sobresale por su extensión y altitud: la sierra de Aitana.
Su cima es la que se sitúa a mayor altura sobre el nivel del mar de toda la Comunidad Valenciana, a 1.558 metros.
Esto ha conferido a Guadalest el privilegio de ser un punto destacado para quienes se acercan a practicar senderismo por la zona.
Además, la disposición de esta población y el hecho de encontrarse rodeada por montañas también influye en su característico clima. Con veranos con temperaturas más suaves e inviernos más moderados, es un lugar que apetece visitar en cualquier época del año.
El “microclima” de esta zona también favorece el cultivo de nísperos, un fruto con Denominación de Origen Protegida en diecinueve municipios alicantinos.
Como ya hemos señalado, Guadalest es una población muy pequeña que no llega a los 16 km2 de extensión. Sin embargo, cuenta con monumentos tan conocidos y llenos de historia como el castillo de San José, conocido como castillo de Guadalest.
No se sabe a ciencia cierta la fecha de su construcción, pero sí que estaba en pie en la época musulmana. Después de la conquista cristiana en el siglo XIII y hasta el año 1994, la fortificación ha pasado por muchos cambios.
Desde donaciones, ventas, y otras adquisiciones relevantes, como la de la familia de los Orduña hasta un devastador terremoto en 1644. Lo cierto es que el castillo ha sido testigo del paso del tiempo y de cómo todo a su alrededor giraba sin parar.
En el siglo XX tiene lugar la construcción del embalse de Guadalest a sus espaldas, un llamativo pantano de grandes dimensiones. Probablemente gracias a ello Guadalest y su castillo también se hacen un hueco como destino turístico.
No en vano poco tiempo después, en 1974, Guadalest es declarado Conjunto Histórico-Artístico, atrayendo así el foco de atención.
El castillo de Guadalest es uno de los monumentos principales de la villa, pero no el único:
– la Casa Orduña, casa nobiliaria del siglo XVIII perteneciente a esta importante familia, los Orduña, hoy reconvertida en museo. En su interior se pueden observar las distintas estancias de la casa, así como la decoración y mobiliario típicos del siglo XIX.
También destacan en ella una buena colección de cerámica, situada en la cocina y el comedor, entre otros objetos de interés.
– la antigua prisión del siglo XII, situada en los bajos del Ayuntamiento, igual como el aljibe.
– la iglesia parroquial, un sencillo templo del siglo XVIII dedicado a Nuestra Señora de la Asunción.
– el castillo de La Alcozaiba, del que hoy solo queda la torre, restaurada, erigida por los musulmanes como punto de vigilancia.
Otro de los reclamos turísticos de Guadalest son el gran número de curiosos museos que tienen cabida.
Uno de los más destacables es el museo de los saleros y pimenteros, con más de 20.000 piezas. Pero también podemos ver otros tantos museos, como el de microminiaturas o el de instrumentos de tortura.
El museo de Antonio Marco, el recién fallecido artista murciano, recoge una variada exposición de casas de muñecas y belenes.
La lista sigue con el museo de la bicicleta, con 60 de los primeros modelos fabricados, o con el de vehículos históricos.
Desde luego, en Guadalest no faltan las opciones y oportunidades de conocer más a fondo algunas singularidades históricas y un tanto particulares.
Tampoco lo harán las múltiples tiendecitas de recuerdos que encontraremos a nuestro paso en cualquier rincón del pueblo.
Los turistas que visitan este pueblecito de montaña alicantino pueden disfrutar también de una variada gastronomía típica de la tierra.
Su plato estrella es sin duda la olla de trigo, en valenciano olleta de blat, un buen tentempié a base de trigo. De trigo y de verduras de la comarca, como la calabaza, el nabo o las acelgas y las carnes de cerdo.
Los pimientos rellenos o las especialidades con arroz tampoco pueden faltar en las cartas de los restauradores de la zona.
La gastronomía por supuesto está también muy presente en las fiestas que se celebran en Guadalest.
Una de ellas es la Romería a San Gines, una cita anual que tiene lugar a finales de septiembre o principios de octubre.
Desde Guadalest parten los romeros para ir hasta Gines, el único núcleo urbano deshabitado de la comarca. Tras la misa que se celebra en la ermita, viene la comida popular y la parte más festiva de la jornada. Cualquier persona interesada puede inscribirse y formar parte de los festejos que se organizan ese día.
Dormir en Guadalest también es una experiencia inolvidable, sobre todo si lo hacemos en el hotel Vivood. Un hotel paisaje único, el primero de este tipo en España y con unas instalaciones pensadas para la total evasión.
A menos de 1 km. de la población y situado en plena naturaleza, goza de vistas privilegiadas al valle de Guadalest. Un lugar especial en el que desconectar de todo y disfrutar de la tranquilidad para volver con energías renovadas.
Te proponemos ideas curiosas para hacer en tu escapada rural que te sorprenderán, sabrosas propuestas para deleitarte, otras tradicionales y típicas del lugar. ¿Por cuál vas a empezar?
En el Museo de Microminiaturas de Guadalest podrás admirar lupa en mano una curiosa colección de arte. Contemplarás maravillas como La Maja Desnuda de Goya pintada en el ala de una mosca.
Por su parte el Museo Micro-Gigante tampoco te dejará indiferente… En él conviven dos colecciones, una de miniaturas y otra de esculturas gigantes. Encontrarás miniaturas tan sorprendentes como el portal y el campanario de Guadalest representados en un cuarto de centímetro. También uno de los autorretratos más pequeños del mundo, el del propio artista Manuel Ussà tallado en un grano de arena.
En un lugar con un paisaje tan fascinante como el Valle de Guadalest el senderismo no puede faltar… Una de las rutas con más encanto consiste en rodear el embalse de Guadalest, también conocido como la joya esmeralda. Al vislumbrar sus aguas turquesa, que fusionan los azules del cielo y los verdes de la abundante vegetación, constatarás que bien merece ese nombre.
Frondosidad donde las haya, preciosos colores de las aguas, unas vistas increíbles del espectacular Castillo de Guadalest y de La Sierra de Aitana, son sólo algunas de las maravillas que podrá disfrutar a lo largo de este agradable recorrido de unos 10 Km.
Y si prefieres disfrutar del embalse de Guadalest desde otra perspectiva, tal vez desees apuntarte a la travesía a nado que se realiza cada verano. Un recorrido de 2.500 metros en un enclave inmejorable, en el que natación y naturaleza van de la mano.
¿Dispuesto a disfrutar de los aromas y sabores más típicos de estas tierras? En ese caso déjate deleitar por platos como el conejo al «all i oli». Degusta los tradicionales «pilotes de dacsa«, unas bolas de carne y harina de maíz guisadas, que están increíbles. No deberías perderte los minxos, que son una especie de empanadas de verduras exquisitas. Y no te vayas sin probar uno de los guisos estrella: l´Olleta de Blat, un cocido de harina de trigo que te fascinará.
Tampoco olvides dar algún bocado dulce para completar una comida de las que dejan huella. Prueba postres caseros a base de almendra y otros productos de Guadalest con los que endulzarte.
¿Sabías que Guadalest ha servido incluso de escenario cinematográfico? En el pueblo se rodó una de las escenas de «Mi vida en ruinas», secuela de la exitosa «Mi gran boda griega». Uno de sus productores es nada más y nada menos que Tom Hanks.
En la comedia aparece parte de la plaza del pueblo y las vistas panorámicas del embalse de Guadalest simulando ser Grecia. ¿Resulta curioso, verdad?
Sin duda, una de las cosas que hacen único a Guadalest es el extraordinario Castillo de San José. De singular belleza e interés histórico, es uno de los más visitados de España.
Esta fortaleza creada por los musulmanes en el siglo XI, está ubicada en una roca en la parte más alta del pueblo, por lo que ofrece unas espectaculares vistas panorámicas del Valle de Guadalest. Además, gracias a su situación estratégica, tuvo un papel muy importante a lo largo de la Edad Media y Moderna.
Los terremotos que asolaron Guadalest en 1644 y 1748 y la voladura que sufrió el castillo en 1708 con motivo de la Guerra de Sucesión fueron los culpables de su destrucción. A pesar de ello, se encuentra en un aceptable estado de conservación.
Pasear por los restos antiguos de su fortaleza, por su muralla y por el centro histórico te trasladará a una ciudad medieval. ¿Te apetece viajar en el tiempo?
Si cuando visitas un pueblo con encanto te gusta probar los productos regionales y llevártelos contigo a modo souvenir, en Guadalest tienes para elegir. Encontrarás variedad de productos típicos como la miel, los frutos secos, los nísperos y los vinos, además de otros productos elaborados con ellos. Y es que, ¿qué mejor que las delicias de la tierra para hacer un regalo de regreso a casa?
Entre todos ellos destaca la miel de montaña elaborada en el propio Valle de Guadalest. Se recolecta de las flores del Tomillo, Romero y Almendro, por lo que tiene un sabor muy puro y natural. Gracias a su intensidad puede incluso usarse como sustitutivo del azúcar.
El museo etnológico de Guadalest se encuentra en una casa típica del siglo XVIII construida sobre la roca dentro de la fortaleza árabe. Con sus contenidos da a conocer la producción agrícola y la vida cotidiana de épocas pasadas en el valle.
Encontrarás un molino hidráulico, un lagar, un horno de pan, una colección de armas antiguas y muchos más utensilios de trabajo. Además se puede ver una reproducción de la despensa, del hogar y el corral con animales. Y también una muestra del proceso de elaboración del aceite con una almazara.
Una visita ideal para conocer las costumbres de los campesinos del Valle de Guadalest de aquella época.
Cualquier época del año es buena para visitar Guadalest, pero si coincide con los almendros en flor, el paisaje que te dé la bienvenida será todavía más espectacular… Imagina los miles de almendros que crecen en los campos del valle cubiertos de flores rosáceas y blancas componiendo un cuadro inolvidable. Este año, a mediados de febrero ya hemos podido empezar a disfrutarlo:
El clima y la sequedad de la tierra de Guadalest favorecen el desarrollo del almendro, que año tras año adelanta la llegada de la primavera. Este espectáculo natural está servido hasta finales de marzo aproximadamente.
Árboles con alas, hormigas gigantes trepando troncos y un sinfín de originales esculturas crean una atmósfera de fantasía a las puertas del Museo de Arte Contemporáneo Ribera Girona.
El Jardín Mágico es un lugar fuera de lo común en el que no puedes dejar de mirar a tu alrededor… Y en cualquier rincón una colorida mariposa tallada en piedra puede sorprenderte.
Si quieres disfrutar de todos estos planes en Guadalest sin prisas, alojarte en VIVOOD es una estupenda idea. Nuestro hotel paisaje es ideal para el viajero que busca vivir nuevas sensaciones y disfrutar de la calma.
Por ello, las exclusivas suites están diseñadas para conectar con la naturaleza sin renunciar a todas las comodidades de un hotel de lujo.
Estamos ubicados en el corazón del Valle de Guadalest, privilegiado enclave que te invita a desconectar y evadirte. Y por supuesto a hacer esas cosas que sólo puedes hacer en Guadalest…
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